Este proyecto es una iniciativa de Sandra Blanco Benavente y el Centro de Investigación del Cáncer de Salamanca, financiado por la Fundación General del CSIC

Durante siglos, los procesos artísticos y científicos han mantenido una estrecha relación de inspiración mutua plasmándose en obras memorables de la creatividad humana. Uno de los representantes más célebres de la unión del arte y la ciencia fue Leonardo da Vinci (1452-1519), quién estudió fisiología y anatomía para plasmar increíbles imágenes del cuerpo humano. En sus numerosas obras, la investigación científica y artística estaban estrechamente combinadas, como en el “Boceto de un útero y un feto”. Mientras que su celebérrima Gioconda mantiene el enigma gracias a la composición intencionada del cuadro. Por otro lado, “La persistencia de la memoria” (1934) es una de las piezas surrealistas más reconocibles de Salvador Dalí y representa la imagen de los relojes “blandos” de bolsillo. Esta obra ha suscitado un considerable debate académico como la interpretación que sugiere que Dalí estaba incorporando su visión sobre la Teoría de la Relatividad introducida por Albert Einstein en 1905. “El Astrónomo” (1668) del pintor holandés Johannes Vermeer, es otro claro ejemplo de la conexión entre arte y ciencia.

Sin embargo, la creciente especialización que se ha producido a lo largo de los años en las diferentes ramas de conocimiento ha causado que la aparición de actividades multidisciplinares que fusionen una visión artística y científica se han vuelto cada vez más escasas. En consecuencia, C. P. Snow diagnosticó en su obra “Las dos culturas”, la necesidad de una tercera cultura que aunara, y superara, al arte y la ciencia sobre la base de una filosofía natural. La Tercera cultura fue el término finalmente acuñado por el editor John Brockman en 1995. La teoría de la construcción de la tercera cultura basada en el interaccionismo simbólico, pretende no centrarse tanto en las dificultades comunicativas como en los resultados de la comunicación, planteando la posibilidad de la construcción cooperativa que facilite una comunicación intercultural más efectiva.

A través de Con-Ciencia-Con-Arte planteamos un proceso de comunicación intercultural desde diversos puntos de mira, es decir, un intercambio simbólico de ideas entre artistas y científicos, con la finalidad de que estos elementos converjan y se integren en elementos que constituirán una tercera cultura para el debate público.